viernes, 4 de abril de 2008

En KM 26 otra madre pide justicia

Florencio Varela-
A un año de la muerte de Edgardo Molina su madre clama por justicia
En San Nicolás no creen que haya un solo implicado en el asesinato. Aseguran que el fiscal tiene pruebas que sindican a una banda de la zona como autora de matar a Petin.

Graciela Albornoz, es una de las tantas, madres, que en Florencio Varela, recorren fiscalias buscando justicia por sus hijos. En este caso, la vecina del barrio San Nicolás, lleva 13 meses, intentando que se esclarezca el asesinato de su hijo Edgardo “Petín” Molina, que falleció tras ser atropellado por un auto, que se dio a la fuga en la madrugada del 5 de febrero del 2007. La familia del joven no desean que el caso quede impune. El clamor de justicia es “me levantó de la cama para seguir adelante. Voy a hacer todo para luchar por él, pero queremos saber quién lo mató y porqué” aseveró la madre de Petin.
La mujer deprimida por la muerte de su hijo, pero con fuerzas dado a que asegura que “me levanté de la cama y dije voy a sacar fuerzas para seguir luchando por él, porque él era un pibe que luchaba y ahora no está más pero queremos saber quien y porqué lo mataron” comentó desde el barrio San Nicolás, Graciela Albornoz.
“Soy la única que puede seguir adelante para que se haga justicia, porque ya nadie me lo va a devolver pero el fiscal tiene que hacer algo” recalcó la vecina, que hace 13 meses perdió a su hijo. Con lagrimas en los ojos, Graciela, manifestó que “mi desesperación es saber quién fue, ya no me importa nada ni nadie. Él –Edgardo Molina de 27 años- era tan inocente, sólo trabajaba, yo le decía que no se junte con nadie de acá, porque sabia que andaban en cosas raras. Acá en San Nicolás tenía solo a sus amigos de la primaria, y esa semana estaba de vacaciones y quería salir con sus amigos y todos estaban ocupados. Lo encontró a Parra y después apareció muerto cerca de casa”.
Por otro lado, la vecina aseguró que la causa Nº 955/07 se encuentra investigada por la Unidad Funcional de Investigaciones N º 14 de Quilmes, pero que el fiscal no se encontraría investigando la misma. Además aclaró que habrían más prueban que sindicarían a una banda de la zona de San Nicolás, que comercializaría estupefacientes, con la muerte de Petin. Estos manejarían el Dodge azul con el que atropellaron a Molina.

LA ANGUSTIA NO CESA
Graciela destaca en su relato, su bronca “me da tanta impotencia, que estos desgraciados están ahí en sus casas tomando y vendiendo droga, arruinándole la vida a otros pibes, y uno tiene que estar sin saber nada, sin que la justicia haga nada”. La indignación de Albornoz fluye al recordar “Aparte Flores el que era capitán en la Comisaría 2ª quisieron hacer pasar que mi hijo estaba robando. Eso me da mucha bronca, pero el barrio hizo todas esas marchas porque lo conocían que vivía laborando” dijo la madre acongojada.
“Mi hijo quería avanzar, se había ido a vivir a otro barrio, estaba trabajando en Carrefour desde hacia muchos años. Se había puesto a estudiar para obtener un mejor puesto. Quería seguir adelante, pero se lo cortaron. A veces yo digo que si hubiera sido un delincuente, hoy estaría vivo, pero bueno aunque sea me quedo con el orgullo de que mi hijo era una persona maravillosa” recalcó Graciela Albornoz, que aseguró que luchará por todos los medios para que se haga justicia por la muerte de Edgardo Petin Molina.

UN SÓLO DETENIDO
“Aquél domingo estuvo en mi casa y salió para encontrarse con Alberto Parra, un amigo. En la declaración Parra dice que estuvo con mi hermano hasta las 0.30 del lunes tomando unas cervezas. Parra dice que se fue para su casa y Petín vino a mi casa a pedirle 30 pesos a mi papá”, comentaba María, hermana de joven muerto.
“A las 2 de la mañana fueron a avisar a casa que mi hija que Edgardo estaba muerto en ésta esquina. Solo tenía 13 pesos en el bolsillo. El celular de el apareció a dos cuadras cerca de la escuela 48. La autopsia dijo que tuvo una muerte traumática. Los testigos, que son 3, nos dijeron que a Edgardo lo atropelló un auto tipo Dodge color azul, que había pasado primero y había hablado con Parra y que serían conocidos por él” comentó Graciela Albornoz madre del joven.
Según la vecina, Parra que no era amigo de Edgardo, que sólo se conocían del barrio, fue detenido a un mes de la muerte de Petin, y actualmente a un año del accidente se encuentra en una de las Unidades Penales de Florencio Varela. Graciela además comentó que el joven, que vio por última vez a Edgardo con vidas, se habría negado a declarar ante el Fiscal de la UFI 14 de Quilmes, el pasado 22 de Febrero, cuando fue citado por el letrado.
La madre del joven, que no encuentra consuelo comentó que “Pensamos que los del auto conocían a Parra y lo agarraron a mi hijo, porque Parra desapareció y recién apareció después de dos días diciendo que no sabia nada. Queremos que él diga lo que sabe porque no está sólo en la muerte de mi hijo. Además buscamos que el fiscal se mueva porque hay muchas cosas que no tienen sentido y quiero que esto quede impune” aclaró Graciela.

EL HECHO
En febrero del 2007, Edgardo Molina tenía 27 años. Vivía en Pico de Oro pero a menudo visitaba a sus padres en su casa de San Nicolás. El fin de semana del 5 de Febrero, estaba de vacaciones y fue a visitar a una de sus hermanas. Se sentó en una esquina a compartir una cerveza con un joven que conocía del barrio, pero –según los testigos que figuran en la causa- un auto azul tipo Dodge lo habría atropellado. El cuerpo del joven, que en la zona conocían como “Petín”, apareció sin vida, en la intersección de las calles Alvear entre Belgrano y Río de Janeiro, a casi 5 cuadras de donde aseguran fue atropellado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Hola Romi! mire tu blog y me gusto ,que casos importantes que tubiste, es bueno porque se puede apreciar tu trabajo todo junto; te felicito y ojalá llegues muy lejos,pero no pierdas los sentimientos que es de eso lo que siempre se le critica a los grandes periodista un beso grande y suerte. Gladys

Romina Martinez Parfeniuk dijo...

gracias gladys.
y te admiro por todos estos años de lucha, que llevan en la estacion sobral de Ezpeleta.
Romina

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