DD HH en Varela

Una investigación local descubrió dos nuevos casos de desaparecidos en Florencio Varela


Por Víctor Bravo y Romina Martínez Parfeniuk para INFOSUR DIARIO


Florencio Varela vive el momento más importante referida a los derechos humanos. Hoy, luego de 34 años, se conocerá la verdad sobre la desaparición de dos militantes que buscaron cambiar la realidad de un país. De nuestro país.
Los casos, hasta aquí ignotos para los registros nacionales relacionados con delitos de lesa humanidad, son los de Ramón Jorge Correa del barrio Chacabuco y el de José Alberto Carballo, de Bosques Norte. Lo que ocurrió con Correa, representa el primer desaparecido previo a la dictadura, de Varela. “Mas allá de la violencia que envolvieron esos años, los dos padecieron lo que fue lisa y llanamente una cacería humana”, explicó, Guillermo “Cuco” Ñañez, director de Derechos Humanos de Florencio Varela. Desde esa área de gobierno, se realizó en dos años, una basta investigación sobre las vidas de ambos desparecidos, que vivieron el principio de los años más crueles de la dictadura en Argentina. Las crónicas de ese tiempo, serán presentadas hoy ante la opinión pública local.

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EL PRIMER TOTURADO Y ASESINADO EN LA SALA DE TORTURA DE LA ESMA FUE VARELENSE

José Alberto Carballo, era oriundo del barrio varelense Bosques Norte, vivía junto a sus padres y hermano en una vivienda de calle Hernandarias 1026. Según comenta su hermano Carlos, dos años menor, “tenia un ideal de contención, siempre estaba dispuesto a ayudar” y quienes lo conocieron aclaran que “era habitual encontrarlo con el tablero de ajedrez y un libro bajo en brazo”, por que “donde paraba se ponía a leer o armaba una partida. Era una especie de sacerdote laico” sentencia su hermano.
La investigación del caso Carballo, aclaran desde la dirección de Derechos Humanos de Varela, se inició por un pedido de información de la CONADEP, que aseguraba tener una dirección de un militante de montoneros que supuestamente desaparecido. “Nosotros tomamos ese dato y nos costó llegar a la familia porque tuvimos que recurrir a archivos de catastro, para llegar a la casa. También tuvimos otros nexos que nos ayudaron a construir sus actividades como militante y hasta fecha y hora de desaparición. Y hoy que se sepa que hacia, que pensaba y que no sea olvidado” asegura Ñañez.

ERA UN NEXO CLAVE DE LA MILITANCIA EN ZONA NORTE Y SUR
El director de Derechos Humanos varelense, aclara que un elemento clave para reconocer a José Alberto Carballo fue contactarse con Hugo Colaone, ex trabajador de la cervecería Quilmes, y secuestrado en 1976 por su actividad como militante quien le comentó que había conocido a Carballo con el alias de Aníbal, y que “era su responsable”. También asegura Ñañez que “en medio de la investigación nos llegó otra fuente que nos aseguraba que Carballo era el ´Aníbal´ de zona sur y ´el Negro´ de la Norte. Esa misma fuente nos precisó día y hora del secuestro del pibe de Varela, ya que es testigo de ese hecho”.

Esa misma fuente, que ya figura en los registros de desaparecidos de nuestro país, asegura según Ñañez que “Carballo de zona norte fue llevado a la ESMA en donde fue torturado para que hablara de las actividades que ahí se realizaban. Pero si el negro hubiera hablado en la sala de torturas hubiera caído mucha más gente, y no lo hizo, los salvó y le costó la vida a él” sentencia el referente varelense de Derechos Humanos.
Otra fuente importante para construir las últimas horas de vida de José Alberto Carballo, fue el libro de Marisa Sadi, “El caso Lanuscou, Columna Norte. La otra Historia” en cuyas páginas se nombra al ´Negro Antonio´ conocido en la zona sur como “Aníbal” y a quien su familia en Florencio Varela lo había bautizado como José Alberto.
TORTURADO Y ASESINADO EN LA ESMA
La historia de Carballo, aseguran los investigadores de Derechos Humanos, es muy rica ya que aclaran que “lo que se sabe de su estadía en la Escuela Mecánica de la Armada es que en la sala de torturas para que hable lo torturaron tanto, y como no decía nada fue fusilado dentro de la propia sala de tortura” asegura el director varelense y aclara que “Este es el primer caso que conozco así” sentencia Ñañez.
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UN JINETE REVOLUCIONARIO EL PRIMER DESAPARECIDO DE LA DICTADURA

En determinado momento de 1975, Ramón Jorge Correa, alias “Negrito”, decidió irse a Tucumán. En Florencio Varela, Correa pasaba sus días montando caballos, era Jockey de carreras. Ganó un torneo en Don Torcuato, y era socio en el Club Venado Tuerto. El le dice a su madre que va a buscar trabajo a Santa Fe y termina desaparecido en Tucumán.
Su exilio de Varela se dio antes de la dictadura, en épocas de Isabel Perón, López Rega, la Triple A y del denominado Operativo Independencia que se llevaba adelante en esa provincia por un antiguo militar peronista, el general Vilas.
Correa era militante del PTR-ERP y ese grupo fue intensamente perseguido en tierra norteña.

El caso llegó a la Dirección de Derechos Humanos varelense, a raíz de un acercamiento de su madre, quien denuncia la desaparición de su hijo en esas circunstancias. “La mujer, solicitó realizarse el ADN, pero el problema es consignar la fecha exacta de la desaparición. Muchos tienen el año de la desaparición, pero no el mes y el día. En el caso de Correa, se pudo redibujar su pasos gracias a la estación del clima en el que fue secuestrado”, explicó Ñañez.


SECUESTRADO PREVIO AL PROCESO
Al haber ocurrido en Tucumán y en manos del Operativo Independencia, la revelación, a priori, fue muy trabajosa. Es que el Operativo Independencia fue celosamente silenciado por las fuerzas represoras, ya que nadie duda que sirvió de prueba piloto para lo que algunos años después serían los campos de exterminio en toda la Argentina.
En esos años combativos era común que muchos militantes de la ciudad fueran a la selva a internase y a los pocos días, por no soportar las inclemencias, terminaran enfermos. En el caso de “Negrito”, le pidió permiso a su capitán para bajar a la ciudad, junto a un compañero para recomponerse y ahí fue secuestrado. “Fue capturado junto a otro hombre alias “Dionisio”, en un ingenio llamado Santa Ana”, precisó la investigación llevada adelante.

FAMILIA ACORRALADA POR EL PANICO
Los familiares de Negrito, ya tienen iniciados sus trámites a nivel provincial y nacional.
En todos estos años, desde la desaparición de su hijo, su madre guardo en silencio la angustia de no saber nada de Correa. Según explicaron desde DDHH, el temor los paralizó en todo este tiempo.
Pero la situación para Negrito se había complicado mucho más aún en esos días de la década del ´70: a pocos metros de su casa, en el barrio Chacabuco de Florencio Varela, vivía otro hombre de apellido Correa Alcaráz –a quien conocía- que había tenido un enfrentamiento armado con fuerzas militares en el barrio La Pileta. Ese dato, sirvió para descifrar rastrillajes que el Ejército realizó en esos días en Chacabuco y que derivaron en allanamientos ilegales en la vivienda de la familia de Correa. Hubo mucho miedo, pánico, terror.
Ahora su madre, sabe que su hijo era un militante revolucionario que quería cambiar la realidad que vivía. La familia lo único que tenía era una carta que luego fue quemada que le anunció la desaparición de su hijo en Tucumán. Entonces, no se supo nada más de él y su vida en aquella provincia, hasta hoy, cuando su familia reconstruyó la última parte de su historia.


UN BASTO TRABAJO
Según confió Ñañez, en el transcurso del año Florencio Varela desde la Dirección de DD.HH presentará más casos. En este sentido el funcionario aclaró que “la tendencia en los secuestros de la época de la dictadura, es que quienes se acercan a denunciar desapariciones son familias que vivieron más de treinta años atemorizados por lo que les tocó vivir”. Y agregó: “esto echa por tierra lo que había afirmado Graciela Fernández Meijide, que siempre dijo que las personas desaparecidas son las que se denunciaron y nada más”.

En carpeta hay al menos 6 desparecidos más que aún no se denunciaron formalmente, por parte de los familiares.
“Hay que reconstruir la militancia de Varela, sus nombres y apellidos. Qué buscaban, qué pensaban, darles una identidad. Blanquearlos”, resaltó Ñañez. Asimismo, finalizó qué mal le haríamos a los desaparecidos si no exponemos su pensamiento y qué querían cambiar de la realidad”.


“MI HERMANO YA NO ESTA EN EL OLVIDO”
Para la familia Carballo, conocer que pasó con José Antonio, llenar el vacio que su desaparición había dejado. Carlos su hermano, siempre supo que José tenía como ideología ayudar a todos.

“Mi hija era la que más me preguntaba por el tío, pero siempre me negué a contarle lo que había pasado. Hasta que se acercó la gente de Derechos Humanos y no dudé de sentarla y sacar a la luz todos aquellos recuerdos” aseguró, Carlos Carballo.
Agradecido por el trabajo de la Dirección varelense, el vecino aclaró que “gracias a ellos, hoy tengo la seguridad de que hay testigos de la desaparición de mi hermano y quienes lo hicieron” y manifestó que “esto era algo que tenia que contar, por 23 años protegí a mi hija no contándole la verdad pero hoy ella lo sabe y mi hermano ya no esta en el olvido, y podemos contar lo que paso y que quería para el país”.