martes, 20 de mayo de 2008

Alta tensión que mata

Quilmes
Vecinos de Ezpeleta esperan los resultados de los estudios ordenados por la Justicia alrededor de la Subestación Sobral

Mientras los vecinos que viven en la zona aledaña a la Subestación Sobral de Ezpeleta, siguen padeciendo problemas graves de salud, hace 8 meses que esperan los resultados de la encuesta que se realizó en el barrio, a pedido de la Justicia, para determinar si es la subestación eléctrica la que les provoca las enfermedades.

Hace más de 12 años que Gladys Solioz es una de las voces más fuertes de reclamo contra la subestación eléctrica que funciona a metros de su vivienda. “Seguimos esperando a la Justicia”, dijo al diario ‘5 DIAS’ al tiempo que remarcó que “en el barrio siempre tenemos gente que se está enfermando de cáncer (cáncer de mama, de cólon, de piel, leucemias) y gente que muere”.

También en este barrio de Ezpeleta que reclama desde hace tantos años el traslado de la Subestación Sobral (ubicada en Río Salado y Padre Bruzzone), siguen esperando el resultado de la controvertida “encuesta de salud” que se realizó hace 8 meses y cuyo resultado definiría la puesta en funcionamiento de la Subestación Rigolleau de Berazategui.

Los vecinos le habían solicitado al juez federal de La Plata, Adolfo Ziulu, un censo, “algo así como una encuesta de salud en los alrededores a la Subestación para conocer si a los vecinos nos afecta la subestación eléctrica. Fue para septiembre del año pasado cuando la Facultad de Medicina de La Plata realizó el censo”, recordó Solioz.

Si bien los vecinos de estas once manzanas de Ezpeleta que rodean a la Subestación, siempre tuvieron dudas respecto a la seriedad de la encuesta porque la misma no se iba a realizar en todos los hogares sino que las viviendas se habían seleccionado previamente, confiaban de todos modos en que quedaría evidenciada la peligrosidad que significan los campos electromagnéticos porque es una zona donde hay más fallecidos que en otros sectores de la población. Por otro lado, hay que añadir que el trabajo de la Facultad de Medicina significaba un costo de 80.000 pesos, dinero que abonó la empresa Edesur; y que los mismos vecinos de Ezpeleta habían confeccionado un “mapa de la muerte”, donde se marcaban con cruces las viviendas en las que había fallecidos por cáncer y enfermos. Para los vecinos, esta información previa le habría sido de utilidad a Edesur para hacer una selección de viviendas. “Los encuestadores se negaban a ir a los domicilios que no les figuraban en la planilla”, enfatizó Gladys Solioz quien se lamentó porque “hubo gente que infructuosamente reclamó que los encuestaran” y “se interrogó a vecinos que estaban recientemente mudados y que los anteriores dueños habían fallecido de cáncer”.

“Aunque nos pareció un muestreo poco serio, porque además en las casas donde había enfermos, increíblemente sólo se asentaban dos como máximo, confiamos en que el resultado no haya favorecido a Edesur. El año pasado –continuó- hicieron un libro donde registraron con documentación los problemas de salud que padecían veintisiete vecinos de la Subestación y cuando la publicación se editó ya cuatro habían fallecido”, sostuvo.

“Nosotros seguimos luchando, seguimos reuniéndonos, seguimos consolándonos…”, concluyó la vecina que ya, no actualiza el mapa de cruces según confesó a este medio


(FUERZA GLADYS, NENE Y LAS DEMAS VECINAS )

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