Varios jóvenes coincidieron en remarcar que el acusado de entregar a Natalia fue golpeado por otros adolescentes a los que le habría contado algunos detalles de la fatídica noche. ¿Es verdad?
Nicolás Martín Gómez, el acusado de entregar a Natalia Di Gallo para una supuesta fiesta negra que terminó con la vida de la joven de 16 años violada, asesinada y arrojada en una bolsa en el Parque Pereyra Iraola, habría sido varias veces golpeado en los boliches de Quilmes en estos últimos tiempos. El motivo, según algunos testigos de la golpiza: “está hablando”.
Lo que no pudo la Justicia, ni la policía, parece que ahora lo puede el alcohol. Nicolás Gómez, según la versión que recorre en la noche de baile, “habría contado algunos pormenores de su supuesta entrega”. Esos detalles conmocionan a los otros adolescentes que eligen castigarlo y duro.
Gómez vive en la actualidad en Florencio Varela. Pasa sus días como remisero y contaría con custodia permanente en su domicilio. Los que lo ven sostienen que “actúa como si nada” y la supuesta impunidad lo llevaría a contar aparentes detalles de la fatídica noche en que fue a buscar a Natalia.
Por ese entonces, a fines del 2003, Gómez tenía 19 años, denegó ser estudiante universitario por lo que su padre le dio trabajo en la remisería de su propiedad. Fue el último que vio con vida a Natalia Di Gallo. O el que la habría entregado. Gómez es, quizás, la puerta principal de acceso a los verdaderos asesinos de Naty. Sin embargo, es la Justicia la que tiene la llave para abrirla. A más de cuatro años del brutal asesinato, no lo hizo.
"Tengo a la cana encima y lo único que hice fue poner la bolsa donde me dijeron", habría sido una de las escuchas telefónicas que reunieron los investigadores del asesinato. Con esa cinta, el entonces fiscal de la causa, Claudio Pelayo ordenó la detención del joven. Era el 21 de enero del año 2004. Gómez fue detenido en la casa de su madre en Florencio Varela.
Pero la cinta no habría sido el único dato relevante. Según fuentes bien informadas, otros testigos arrimarían datos a la hipótesis de la entrega. Siempre según esas fuentes, un matrimonio declaró que vio como un joven subía a golpes a otra persona a un auto. No fue en el Parque Pereyra, sino en el kilómetro 28 de la Ruta 2, a pocas cuadras de la casa de los Di Gallo. Ese matrimonio ya habría testimoniado en la causa. En la declaración habrían sostenido que primero pensaron que era un muchacho, Natalia usaba el pelo cortito. Lo llamativo de esta declaración es que la pareja señaló que delante de ese auto, el Renault 11, había otro, un Peugeot 504, del cual se asomaba una cabeza que miraba para atrás como asegurándose de que la persona golpeada entrara al vehículo.
Así las cosas, Nicolás Gómez fue liberado tres meses después de la detención. Ahora estaría “contando algunas cosas” que debería llamar la atención de la Justicia.
Natalia fue violada y asesinada en la madrugada del 29 de diciembre de 2003, cuando tenía 16 años.
Nicolás Gómez fue el último que la vio y denunció que dos sujetos lo habrían robado cuando estaba en el Parque Pereyra Iraola y tras encerrarlo en el baúl de su auto, se llevaron a Natalia.
La versión del pibe
Gómez, ex compañero de colegio de Natalia, pasó a buscar a la chica por su casa en la noche del 28 de diciembre de 2003. Ya en la madrugada del día siguiente fueron al Parque Pereyra Iraola y lo que pasó allí aún es un misterio. Desde el comienzo de la investigación, el joven siempre sostuvo que un delincuente los sorprendió en plena noche, mientras conversaban dentro de su auto, y se la llevó por la fuerza.
Según Gómez, a él el asaltante lo dejó encerrado en el baúl del coche. Luego, declaró, pudo liberarse para ir a buscar a la Policía.
Nicolás Martín Gómez, el acusado de entregar a Natalia Di Gallo para una supuesta fiesta negra que terminó con la vida de la joven de 16 años violada, asesinada y arrojada en una bolsa en el Parque Pereyra Iraola, habría sido varias veces golpeado en los boliches de Quilmes en estos últimos tiempos. El motivo, según algunos testigos de la golpiza: “está hablando”.
Lo que no pudo la Justicia, ni la policía, parece que ahora lo puede el alcohol. Nicolás Gómez, según la versión que recorre en la noche de baile, “habría contado algunos pormenores de su supuesta entrega”. Esos detalles conmocionan a los otros adolescentes que eligen castigarlo y duro.
Gómez vive en la actualidad en Florencio Varela. Pasa sus días como remisero y contaría con custodia permanente en su domicilio. Los que lo ven sostienen que “actúa como si nada” y la supuesta impunidad lo llevaría a contar aparentes detalles de la fatídica noche en que fue a buscar a Natalia.
Por ese entonces, a fines del 2003, Gómez tenía 19 años, denegó ser estudiante universitario por lo que su padre le dio trabajo en la remisería de su propiedad. Fue el último que vio con vida a Natalia Di Gallo. O el que la habría entregado. Gómez es, quizás, la puerta principal de acceso a los verdaderos asesinos de Naty. Sin embargo, es la Justicia la que tiene la llave para abrirla. A más de cuatro años del brutal asesinato, no lo hizo.
"Tengo a la cana encima y lo único que hice fue poner la bolsa donde me dijeron", habría sido una de las escuchas telefónicas que reunieron los investigadores del asesinato. Con esa cinta, el entonces fiscal de la causa, Claudio Pelayo ordenó la detención del joven. Era el 21 de enero del año 2004. Gómez fue detenido en la casa de su madre en Florencio Varela.
Pero la cinta no habría sido el único dato relevante. Según fuentes bien informadas, otros testigos arrimarían datos a la hipótesis de la entrega. Siempre según esas fuentes, un matrimonio declaró que vio como un joven subía a golpes a otra persona a un auto. No fue en el Parque Pereyra, sino en el kilómetro 28 de la Ruta 2, a pocas cuadras de la casa de los Di Gallo. Ese matrimonio ya habría testimoniado en la causa. En la declaración habrían sostenido que primero pensaron que era un muchacho, Natalia usaba el pelo cortito. Lo llamativo de esta declaración es que la pareja señaló que delante de ese auto, el Renault 11, había otro, un Peugeot 504, del cual se asomaba una cabeza que miraba para atrás como asegurándose de que la persona golpeada entrara al vehículo.
Así las cosas, Nicolás Gómez fue liberado tres meses después de la detención. Ahora estaría “contando algunas cosas” que debería llamar la atención de la Justicia.
Natalia fue violada y asesinada en la madrugada del 29 de diciembre de 2003, cuando tenía 16 años.
Nicolás Gómez fue el último que la vio y denunció que dos sujetos lo habrían robado cuando estaba en el Parque Pereyra Iraola y tras encerrarlo en el baúl de su auto, se llevaron a Natalia.
La versión del pibe
Gómez, ex compañero de colegio de Natalia, pasó a buscar a la chica por su casa en la noche del 28 de diciembre de 2003. Ya en la madrugada del día siguiente fueron al Parque Pereyra Iraola y lo que pasó allí aún es un misterio. Desde el comienzo de la investigación, el joven siempre sostuvo que un delincuente los sorprendió en plena noche, mientras conversaban dentro de su auto, y se la llevó por la fuerza.
Según Gómez, a él el asaltante lo dejó encerrado en el baúl del coche. Luego, declaró, pudo liberarse para ir a buscar a la Policía.
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