martes, 25 de marzo de 2008

Hector Salatino -Un Politico con línea directa a Dios

Florencio Varela -Domingo de Pascuas-

La otra cara de un edil

Diáciono, Abuelo y presidente del Honorable Concejo Deliberarte. Héctor Salatino reparte su tiempo con la religión, la docencia, su familia y la Política. Destaca que su perfil de ayuda social surgió allá por los 70 cuando colaboraba en capacitaciones en la zona del río de Quilmes.

En una humilde capilla del barrio Villa Lujan de Quilmes, en el domingo de Pascuas, encontramos otra faceta del actual presidente del Honorable Concejo Deliberante de Florencio Varela, Héctor Salatino, el contador y edil, además reparte sus días con sus hijos y nietos y con el trabajo religioso como Diacono de la Diócesis del Obispado de Quilmes, desde hace varias décadas.
Actualmente y desde hace algún tiempo lleva sus sermones a la comunidad de la Capilla Nuestra Señora de “La Medalla Milagrosa”, sita en Alem y Syerra de Quilmes. Los fieles aseguran estar muy contentos con la llegada de Salatino, ya que manifiestan que el diácono es “muy amable, les habla dulcemente a los chicos y es muy cariñoso con la comunidad”. Desde allí le cuenta a http://rominamparfeniuk.blogs/ sus experiencias desde sus actividades sociales y religiosas hasta llegar a ser hoy uno de los importantes funcionarios de la localidad de Florencio Varela.



Héctor Salatino es contador, está casado desde hace 32 años, es padre de 5 hijos y abuelo de 8 nietos, uno de los cuales lo acompaña de vez en cuando a la capilla “La Medalla Milagrosa” de Quilmes. Desde el 2002, forma parte de la nómina de ediles del Honorable Concejo Deliberante, paso por la comisión de Hacienda, durante varios periodos. Desde diciembre del 2007 está a cargo de la presidencia del cuerpo deliberativo.



TRABAJO SOCIAL Y RELIGIOSO


-¿Cuándo comenzó su vinculación con la Iglesia?
- Empecé en la Iglesia antes de casarme, éramos un grupo juvenil con mi señora, muy cerquita de acá, con el padre Farinello, y con el grupo de jóvenes vinimos a trabajar en la Villa. En el año 75 y con mi señora estuvimos trabajando estuvimos 4 o 5 años acá en Villa Lujan, hicimos la capillita. Después por ahí en el 78-79 se abrió la escuela de ministerio y ahí comencé con la formación del diaconado. Era algo nuevo, nadie sabia qué era ser diacono, el Vaticano lo había restaurado.
-¿Por aquellos tiempos usted dónde vivía?
-En Quilmes, vivía acá en frente a la Clínica Modelo. Veníamos a trabajar en la villa, que no eran asentamientos, porque el primer gran asentamiento que hubo fue en Rafael Calzada, ahí estuvimos pero ya como Comisión de Justicia y Paz.
-¿Cómo fue su paso por el Ministerio?
-Después de la época de jóvenes hasta el 79 yo empiezo en la escuela de Ministerio, y empiezo a trabajar en lo que el Obispo crea en el 79, que es la Comisión de Justicia y Paz, que trabaja sobre el tema de Derechos Humanos. Que en la época de la dictadura recibíamos a familiares de desaparecidos, hacíamos marchas para los familiares, eso fue desde el 79 hasta el 82. También participé en el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humando de Capital Federal, que participaban 3 Iglesias Católicas, la nuestra, la de Viedma y la de Iguazú, y otras protestantes.
-¿Cuantos años lleva relacionando las actividades sociales con lo religioso?
- Como casado llevo 32 años, y empezamos con esto cuando estábamos de novios. A mi me ordenaron a los 33 años, hay que tener 35 para que te ordenen, pero el Obispo pidió una dispensa a Roma para que me ordenen antes.
-Después de sus primeros pasos en Villa Lujan ¿Por dónde anduvo?
- De Quilmas me fui a Berazategui a la zona de Sourigues. Allí estuve en la Capilla Cristo Rey, ahí hago mi formación cono diácono, 7 años de estudio, me ordenaron cono diácono. Yo vivía a 2 cuadras de la Capilla, iba a Gutiérrez, y ahí fundamos una escuela “Santa Teresa de Avila”.
-¿Cómo llegó a Florencio Varela?
- Cuando me mude al Cruce Varela un seminarista me convención de trabajar en una capilla de Villa del Plata. Ahí hicimos un trabajo muy fuerte. Ahí era más pastoral aunque teníamos el trabajo social, porque teníamos comedor, empezamos con la olla.

SU INSERCIÓN EN LA POLÍTICA

-¿Ahí comenzó con fuerza su trabajo social que lo llevó a que se le acerquen referentes políticos?
- Estamos hablando de la época menemista, donde mucha gente había perdido el trabajo. Esa crisis se sintió en el 97- 98. Hasta ese momento yo no hacia política, hacia trabajo social.
¿Cómo llegó la propuesta de integrar una lista para ser candidato a Concejal?
En el 2001, viene Julio Pereyra a hablarme, en plena crisis para ofrecerme ser concejal, yo no estaba muy definido, lo hablé con el Obispo. Conocía a gente de la política, a Graciela Giannetassio la conocía por educación por mi trabajo con las escuelas del obispado. A Julio Pereyra, por amistad de años, él era de la parroquia de Lujan, nos encontrábamos una vez al año y teníamos amigos en común. Ahí cuando me dijo Julio de eso empecé a trabajar la idea de meterme en esto.
¿Cómo emigró de Varela otra vez a Quilmes?
-Cuando llega el nuevo Obispo, hablo con él, yo renunció a todas las actividades diocesanas: miembro del consejo económico, representante legal de escuelas, a cargo de la parroquia de Guadalupe. Él me dijo que si yo estaba en política en Varela me convenía irme a otro lugar. Yo le dije que antes que cualquier cosa era diácono y le ofrecí renunciar a la política, y el me dijo que no porque es propio del diácono trabajar en el área política, el compromiso es permitido por el derecho ecuménico, porque el diácono está inmerso en el mundo: del trabajo, de la familia, el sindicato, etc.
-¿Cómo lo tomó su familia el tema política?
Lo que charlábamos en casa fue en plena crisis donde todo el mundo quería que los políticos se vayan, nosotros veníamos de jóvenes de haber vivido todo lo que era la década del 70, dijimos esto es una locura hay que fortalecerlo. Cuando eran chicos, íbamos todos a la parroquia, todos a la capilla. De hecho ahora que estoy en política hay dos de ellos trabajando en política, los demás son docentes, que lo heredaron de mi señora. A todos ellos les gusta la política, pero militando hay dos, los otros tres no militan acompañan.

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